En este espacio expreso mi opinión sobre los hechos cotidianos, interpelando la indiferencia y la desidia instalados en nuestra realidad, que cada día gana terreno y nos aleja, como ciudadanos, del compromiso por construir una sociedad más empática y humana, más unida y menos fracturada por diferencias que nos vuelve irreconocibles frente a nuestros semejantes.
Mi intención es resignificar nuestros valores perdidos y nuestra propia identidad nacional, avasallada por la relatividad de verdades..
25.11.24
EL COSTO DE LA ARROGANCIA
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